
Por supuesto no vas a llamarme para tomar un café conmigo después de tu cena.
Por supuesto me quedaré junto al teléfono, esperando, con ganas de salir a buscarte, toda yo lanzada hacia ti , disparada a ti como una flecha...
Pero una pequeña esperanza me detiene aquí. Aguardando. Aguardando desde hace no sé cuánto tiempo.
Esperando. No solamente este llamado que no harás.
Esperando tu viaje. Tu llegada a Buenos Aires.
Esperando que alguna obligación te trajera a este lugar. Esperando...
Durante estos años lo pasé mal. Estuve muy sola.Muy triste. Muy deprimida.
Leyendo y releyendo tus cartas, que llevé conmigo al mar, como un tesoro.
Te escribí mucho, y rompí lo que te escribí.
Nunca estoy segura de si mis cartas te importan, si te llegan.
Y tampoco respondes cuando las recibes.
Tus cartas, las que me enviaste, jamás fueron la respuesta a las cartas que te envié. Sino autónomas palomas mensajeras con las que me preguntabas algo concreto que querías saber,un dato, una fecha, y en otras me contabas esas cosas que si uno no cuenta se le quedan apretando la garganta hasta dejarlo sin oxígeno.
Varios meses sin hablarnos ni escribirnos.
Te he necesitado. Te he extrañado.
He soñado contigo a veces, y ni siquiera me hablabas en mis sueños.
Me despertaba llorando, con temor, con angustia. No se por qué te lo cuento.
Tal vez porque aùn tengo tina llamita de esperanza encendida en mi ser.
O porque tengo que conmoverte.
Tal vez...Sabía que llegabas a Buenos Aires.
Y sabía, además, que intercambiaríamos un saludo distante y apresurado.
Que no sería demasiado importante para ti verme.
Que no necesitarías imperativamente sentarte frente a mí, mirarme a los ojos hondamente, saber qué siento, qué sucedío todo este tiempo de ausencias, qué me sucede ahora.
Eso. Qué me sucede ahora.
"Compromisos impostergables" te impiedieron sentir la suprema necesidad de estar junto a mí la primera noche de tu llegada a esta ciudad.
Qué diferente si la cosa hubiera sido al revés. Yo hubiese dejado todo para tener una charla contigo.
¿Qué puede ser más importante que el encuentro entre un hombre y una mujer que descubrieron casi al mismo tiempo que todas las estrellas podían encenderse cuando sus voces se entrelazaron?
Son las dos de la madrugada.
_Cuando termines tu cena, llámame si quieres tomar un cafecito conversado...
_Podría ser...
_Yo estaré esperando tu llamado, a la hora que sea.
Son las dos.
Ya estarás dormido.
Yo no podré dormir.
Estás tan cerca...por fin cerca... Y a la vez tan distante, tan lejano, tan ajeno.
Mi vida está construida con infinitas angustias.
Con infinitos llantos.
Con infinitas pérdidas.
Y así seguuirá.
Casi tres años de separación, y no has podido dedicarme más de quince minutos de tu valioso tiempo el día de tu llegada.
Debería llorar a los gritos, pero no me salen lágrimas. Sólo me digo: "Eres una tonta, no tienes orgullo, no mereces compasión ni amor ni nada".
Pero no te preocupes.
Esta tonta es inofenciva y jamás te creará problemas.
Tampoco volveré a reprocharte nada, pues nada prometiste, nada sucedió, nada te acerco a mí.
La conversación que tuvimos fue casi producto de mi insistencia.
Y no te recordaré todo lo bello y profundo que me dijiste, porque creo que ya lo has olvidado.
Perdóname por haberte confesado mis sentimientos, que nunca preguntaste.
Perdóname por haberme tomado la atribución de complicarte con lo que sólo yo sentía.
Esta tonta no va a molestarte nunca más.
No robará ni un segundo de tu ocupado tiempo.
No cederé a la tentación de escribirte.
Nada sabrás de mí.
No desordenes tu agenda para verme, no es necesario.
No pienses qué palabras deberás decirme para desalentar mi amor y seguir tan tranquilo por la vida como antes de conocerme.
es muy fácil: haz de cuenta que no existo y todo se habrá borrado para ti.
No volveré a acercarme. No volveré a soñarte, no volveré a perturbarte (si es que logré perturbarte alguna vez).
Haz una hoguera y quema en ella mis estùpidas cartas, incluyendo ésta.
Quémame a mí también, y echa las cenizas al viento. El viento siempre sabe qué hacer con las cenizas.
Sólo yo no sabré qué hacer con el amor que siento. Sólo yo no sabré, tan torpe, tan tonta, tan estùpidamente enamorada, a la espera de algo que no existió ni fue verdad, fue nada més que un invento de mi corazón.
Te irás y yo me preguntaré: "¿El vino o yo lo imaginé?" .
Y hasta puede suceder que me responda: "No, no vino...pero pronto vendrá y me dirá que me ama, que estaba loco de ganas de verme, de estar conmigo".
Y hasta puede suceder que te siga esperando...
que siga amando y esperando a un hombre que jamás existió ni existirá.
Nunca estuve tan triste como ahora.
Tan desoladamente triste y solay desamparada y dolorida y lastimada...Nunca.